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Resumen: Este articulo busca dar a conocer lo que es una planta epífita, qué es lo que hace al hábito de estas plantas tan particular, qué tan importantes son para la biodiversidad de losbosques tropicales, y además, dejar en claro que estas plantas no son parásitas como muchas personas erróneamente piensan.

Cuando Cristóbal Colón llegó a las costas de las islas del Caribe en 1492, tuvo el privilegio de ser el primer europeo en observar la floraamericana, y le llamó mucho la atención ver cómo, en los bosques tropicales de aquellas islas y sobre las ramas de un mismo árbol, él podía distinguir hasta 5 o 6 tipos de hojas diferentes: “un ramo tenía las hojas de manera de cañas, y otro de manera de lentisco**, comentó el navegante en una crónica (Arranz 1985, Vega 2007). Sin saberlo Colón, además de haber descubierto nuevas tierras para los europeos en su viaje, registró por primera vez en un escrito a las plantas epífitas. Igualmente, los que hemos tenido la oportunidad de caminar por entre la densa vegetación de un bosque tropical, tal vez nos hayamos percatado con curiosidad de otras plantas que crecen encima de los troncos y ramas de los árboles, y si es así, entonces también hemos sido capaces de percatarnos de la presencia de este tipo de plantas. (**Lentisco: Está haciendo referencia a un tipo de planta. Posiblemente se esté refiriendo a Pistacia lentiscus, un arbusto bastante común de la zona mediterránea de Europa, y el cual recibe el nombre de “lentisco” tal vez por sus frutos que tienen una apariencia similar a las lentejas).

Fig.1: Plantas epífitas creciendo sobre el tronco y ramas de un árbol.

Pero, ¿qué es una planta epífita? Esta palabra proviene de 2 voces griegas: “epi”, que significa “sobre” o “encima”, y “phyton” que significa “planta”; y por lo que entonces una “planta epífita” vendría a ser “una planta que crece encima de otra planta” (Font-Quer 2001). Esta “otra planta” sobre la cual crece la epífita recibe el nombre de “fitóforo”, y generalmente se trata de un árbol, arbusto o palmera del bosque. Además, las plantas epífitas no dependen del suelo como sustrato para sobrevivir (al menos no en algún momento de su ciclo de vida), y lo que también las diferencia de las plantas trepadoras (como las lianas y bejucos). Las epífitas tampoco son parásitas de su árbol fitóforo, ya que sólo lo usan como soporte físico estando “encima” de este, y no le causan ningún tipo de daño (Vega 2007, 2020).

Al conocer sobre el hábito de estas plantas uno podría preguntarse: ¿Por qué las epífitas crecen encima de los árboles? La respuesta más sencilla es que esto se debe a la dura competencia que existen entre las plantas de la densa vegetación tropical sea por luz, agua, nutrientes, o simplemente para poder ocupar un espacio, y en dónde parece ya no caber ni una sola planta más. Las epífitas han conseguido evitar esta competencia al ocupar un nicho diferente, aprovechando el espacio que ofrecen los troncos y las ramas de los árboles; sin embargo, esto también las ha obligado a desarrollar una serie de adaptaciones para sobrevivir fuera del suelo (Mendieta-Leiva 2020, Pillaca 2020). Una de las razones por la cual las plantas epífitas son tan abundantes y diversas en los bosques tropicales es debido a la alta humedad atmosférica de estos ecosistemas, y cuyo contenido de agua puede ser capturado y almacenado por las epífitas. Es por eso que también las plantas que crecen como epífitas sobre el dosel del bosque tropical, necesitan tener las mismas adaptaciones que poseen las plantas que habitan en ecosistemas secos y áridos como desiertos y similares (Vega 2007, 2020).

Fig.2: Cactus epífito de la especie Epiphyllum phyllanthus (tribu Hylocereeae).

Una de estas adaptaciones es la capacidad de hacer su la fotosíntesis mediante el metabolismo del ácido crasuláceo, o fotosíntesis CAM (por sus siglas en inglés), la cual es una ruta metabólica que optimiza el uso del agua de parte de las células vegetales a la hora de realizar la fotosíntesis. Un buen ejemplo de plantas que utilizan la fotosíntesis CAM son los cactus de los desiertos, los cuales además almacenan agua dentro de sus tejidos para poder soportar las sequías extensas (Vega 2007). Muchas epífitas hacen exactamente lo mismo que estos cactus de los desiertos debido al escaso acceso al agua del que sufren al habitar sobre el dosel del bosque y, de hecho, también existen algunas especies de cactus (principalmente en las tribus Hylocereeae y Rhipsalideae) que crecen como epífitas (Cascante-Marín 2020). Por supuesto, existen muchos más tipos de adaptaciones que las epífitas poseen para habitar en el dosel del bosque, las cuales dependen tanto del tipo de epífita y de su grupo taxonómico, así como si esta crece en la parte baja o alta del dosel, ya que esto determina si la planta necesita ser más esciófita (adaptada a tolerar la sombra) o más xerofítica (adaptada a tolerar la sequía) (Vega 2007, 2020).

En cuanto a su diversidad, se estima que por lo menos el 9% de todas las especies de plantas vasculares del mundo son epifitas, y sólo para el Perú, un país megadiverso y ubicado en una latitud tropical, las epífitas se calculan hasta en un 11% de toda su flora (Vega 2007). De hecho, en el año 2004 un investigador de la Universidad de Tasmania, llamado Damien Catchpole, reportó un total de 195 especies de epífitas creciendo sobre un sólo árbol en los bosques del P. N. Yanachaga-Chemillén (departamento de Pasco), y lo cual figura hasta la fecha como el record mundial de “número de especies epífitas creciendo sobre un árbol” (Necochea-Flores 2006, Vega 2007, 2020). Así que sí: ¡son un grupo de plantas sumamente diverso! Por ejemplo, entre estas encontramos a grupos de plantas tan variados como lo son las orquídeas (más del 90% de todas sus especies son epífitas), las bromelias (“epífitas tipo tanque de agua”), las aráceas (como las “orejas de elefante”, o los “anturios”), los helechos (familias como Dryopteridaceae, Polypodiaceae, Aspleniaceae, Hymephyllaceae, etc.), y entre muchos otros grupos de plantas como algunos cactus ya mencionados (Cascante-Marín 2020). Debido a su gran diversidad las epífitas tienen una gran importancia ecológica, debido al alto número de interacciones que establecen con otros organismos del dosel del bosque, como es el caso de sus polinizadores, sus consumidores, o incluso habitantes del dosel que simplemente buscan refugio entre estas (Hechavarria y Ferro 2007, Vega 2007, Mendieta-Leiva 2020, Pillaca 2020).

Fig.3: Orquídea epífita del género Barbosella.

Aún existe mucho por investigar con respecto a las epífitas, ya que como es de imaginar, no es nada fácil subir hasta el dosel del bosque, pues para esto se requieren tanto de equipos especiales como del entrenamiento apropiado para utilizar dichos equipos de forma segura, tales como cuerdas para trepar a los árboles, o incluso el empleo de grúas (Mendieta-Leiva 2020). Sin embargo, debido a lo fascinante de este campo de estudio, y a la gran cantidad de preguntas en materia de ecología y biodiversidad que se permiten resolver, es que en las últimas décadas se ha incrementado el número de trabajos de investigación en epífitas en varios países latinoamericanos. Por ejemplo, en años recientes el ministerio del ambiente del Perú (MINAM), ha incluido de forma obligatoria la evaluación de flora epífita en los estudios de impacto ambiental (EIA), al menos para áreas naturales protegidas (ANP) y sus zonas de amortiguamiento (Vega 2020). Con este tipo de iniciativas se espera incrementar el conocimiento que se tiene de las plantas epífitas, y de todo lo que estas nos pueden enseñar acerca de la biología y la ecología de los bosques tropicales.

Michael S. Vega Chávez

Biografía del autor:

Michael S. Vega Chávez es Biólogo de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), con estudios de maestría en Botánica Tropical en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Investigador asociado al Jardín Botánico “Octavio Velarde Núñez” de la UNALM. Miembro de la Asociación para la Botánica del Perú (ABP) y de la Sociedad Científica de Astrobiología del Perú (SCAP). Actualmente trabaja como consultor en temas de medio ambiente y biodiversidad para el sector privado

 

 

 

Bibliografía