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(Redacción).- Debido a la publicación del artículo “Paleontología peruana en el ojo de la tormenta” el día 22 de Enero, el Sr. C. Vildoso, quien fue mencionado en los artículos internacionales, nos ha escrito para hacer las aclaraciones que ha considerado convenientes. Por estar en su derecho y para ayudarnos a esclarecer los hechos. Publicamos aquí la carta enviada que estará publicada en las mismas condiciones que el artículo en cuestión y por tiempo indefinido.

Es importante remarcar que la misión de Científicos.pe es promover el desarrollo de la CyT y la educacion de calidad en el Perú.

Carta aclaratoria

      Por la presente hago llegar a Ud. las aclaraciones pertinentes a lo que considero incorrecto y aún ofensivo en las menciones que hacia mi persona se encuentran en su artículo sobre la Paleontología peruana de fecha 22 del corriente en el sitio de Internet Cientificos.pe.

     Como primer punto quiero tocar lo concerniente a mi cuestionada denominación de paleontólogo. Creo que si vamos a hablar en terminos semánticos y los técnicos, paleontólogo es el que hace o se dedica a la Paleontología como ocupación. Ahora, si vamos a los aspectos académicos, en términos de poseer un título académico, es algo distinto. Nunca, y le ruego verificarlo, nunca, en documento alguno me arrogo un título académico, pues no lo poseo. Puede que por esa costumbre muy nuestra de doctorar a la gente, algún otro me “doctore”, mas ello jamás se da en el terreno formal. He estudiado en una carrera de Licenciatura, pero no se completó, y quede esto muy claro. Pero sí me considero paleontólogo. Creo que respeto y sigo las reglas que priman en el quehacer científico, y más allá de los títulos, éstas son lo que distingue al investigador científico. Posiblemente mis trabajos no entran en el reluciente y contabilizable campo de nominar nuevos taxones, pero no todo pasa en Paleontología por ahí, y creo que sería muy pobre de criterio quien juzgara el quehacer de un paleontólogo bajo esa óptica. Como lo sería de juzgar por los errores, ya que Ud. mejor que nadie entiende que es a base de errores que en las ciencias se logra encontrar el camino correcto. Claro que algunos en este último terreno tienen una memoria muy frágil para los errores propios pero muy fuerte para los ajenos.

      Encuentro, por otro lado, difícil negar la categoría de paleontólogos a Jim Jensen, José Bonaparte, Lucas Kraglievich, Rodolfo Casamiquela, Carlos de Paula Couto, Rubén Guzmán Gutiérrez, Charles Schuchert, Richard Leakey o John Horner, por citar tan solo un puñado, todos ellos sin un título académico formal, pero reconocidos muy ampliamente y no hablo de hace un siglo, ni siquiera cincuenta años, incluso hablo del hoy. Y me permito recordarle que ha habido y hay personas en el Perú que son consideradas como investigadores en este campo (y en muchos otros), con trabajos o publicaciones que nadie discute. De modo que esta parte la considero zanjada, salvo que Ud. considere mi argumentación insuficiente.

    Mi institución. Cierto es que la institución que he formado es pequeña, pobrísima de recursos y con muchas falencias. En la mejor línea, si quiere Ud., de los centros científicos de buhardilla tan comunes en el Primer Mundo, salvando las distancias del caso.  Pero es una ONG, está inscrita en Registros Públicos, cuenta con RUC, y todas las formalidades que definen una institución. Y nuestro boletín, aunque modestísimo, tiene ISSN y nos asesoramos con especialistas reconocidos, con nombre y apellido, para todo lo que hacemos en el terreno de la investigación. Que nuestro boletín no sea Nature o el JVP no le quita el derecho a existir. Si a alguien le molesta su existencia, no creo que tenga porqué importarme. Es curioso, ninguno de quienes atacan nuestra institución ha visitado ni examinado jamás -quisiera ver una foto o algo similar- nuestras colecciones. Cui lingua est fortis parvula dextra jacet.

     Ojo, no quiero decir que mis publicaciones estén únicamente en el citado boletín. He publicado en varios medios especializados, ciertamente no con gran frecuencia, pero ahi está. Asimismo, en las actas de diversos congresos y eventos similares. La lista no es abultada, pero así no les guste al Sr. Gutiérrez-Marco y a otros adalides que comparten su visión de las cosas, son medios válidos como científicos.

    Un punto que sí es esencial, ya que viene a colación el nombre del Sr. Gutiérrez-Marco. El IX Congreso Latinoamericano de Paleontología. En Guanajuato eligieron Lima como la sede el 2013, y había que hacerlo.  Para eso, organizarse y sobre todo -en mi oopinión- unir al estamento local. Mi rol no era ni podía ser sino el de un manager, no el de un director científico, que en un evento así por fuerza debe haber de uno y del otro. Y ahora toco el que se cuestiona el IX Congreso Latinoamericano de Paleontología, como una impostura flagrante. Acá si tengo que ser duro y considerar el origen de este cuestionamiento como un acto de cinismo y mala fe de la peor especie. Porque a la vista están los cargos de entrega de los oficios e invitación a participar en la organización a toda institución que en nuestro país hace Paleontología, en los mejores términos, y estoy seguro de que Ud. posee los medios para verificar lo que digo. No hubo nunca un soslayo o una marginación de nadie. Más bien hubo, en primer lugar, una sistemática negativa a participar por parte de varias instituciones, invariablemente en estos casos sin siquiera el mínimo protocolo de una respuesta; únicamente la cobarde actitud del rumor, los correveidiles y los correos vergonzantes, todo ello atacando el evento. Según mi pobre entender, a muchos no les agradaba el que el Ministerio de Cultura tomara parte, como me lo expresó claramente un conocido geólogo. Más aún, un reconocido investigador me planteó la exigencia de firmar un documento para marginar al citado Ministerio. Qué hermoso ejemplo de unión por nuestro país y de puro espíritu científico. Como también dedicarse a escribir a los sponsors para denigrar el congreso. Faltaría escribir algo más enjundioso sobre esto, pero tenga Ud. por seguro que más pronto o más tarde lo haré.

    Que el Sr. Gutiérrez-Marco sea el autor detrás de las publicaciones que han generado su artículo en la web, y esto sirva de base documental para el mismo es como que Lucio Cornelio Sila o Atila el Huno hablaran de justicia social. El Sr. Gutiérrez Marco, a quien no conozco  ni en foto, es un iracundo abanderado de la lucha violenta que un sector de la comunidad paleontológica nacional -si cabe usar tal término- sostiene contra todo lo que tiene que ver con el Ministerio de Cultura como ente rector del patrimonio paleontológico peruano, y esta es una lucha de la que a Ud. le recomendaría informarse acuciosamente, porque ésa si es una tragedia que está destruyendo a nuestra Paleontología. Era de esperarse, pues, que quienes estábamos en el barco del congreso recibiéramos nuestra parte de los ramalazos. Aunque a mi en lo personal esa lucha no me compete, pues es simplemente una pugna de egocentrismos e intereses que no tienen nada que ver con lo científico; sea cual sea su resultado, será incidit in Scyllam cupiens vitare Charibdim.

     Y en cuanto al nivel académico del evento, le hago notar que el Director del Comité Científico del IX CLP fue el Dr. Jean Noël Martínez, paleontólogo acreditado por donde ,lo quiera mirar, acompañado por un comité de consulta a prueba -creo- de toda crítica,  y reto a quien sea a poner en duda su calidad académica y la de sus consultores, salvo que estemos hablando simple y llanamente de cuestiones subjetivas. ¿Cómo es eso de que el congreso lo organizaron impostores? ¿Me hice pasar por doctor, licenciado, o algo que fehacientemente no sea? ¿Era yo solo el evento y no asitió nadie, acaso? ¿A qué alude el Sr. Gutiérrez-Marco con sus afirmaciones?

     Lo que sí concedo y no puedo objetar es que el congreso se hizo con muy pocos recursos y padeció de muchísimas estrecheces materiales. Negarlo sería tratar de tapar el sol con un dedo.  En esas circunstancias, ¿era lógico para un organizador tirarle el portazo al Ministerio de Cultura, que nos dio local gratuito con todo el equipo necesario? Con la imagen del país en juego ¿habrá alguien que diga que el edificio era un local de pacotilla? ¿No habría sido lo más lógico que todos los que en el Perú hacen Paleontología seriamente se hubieran sentado ante la misma mesa para organizar el congreso, conseguir apoyo, buscar soluciones, en vez de intentar tirarlo abajo por todos los medios posibles?

     Me da la impresión que acá estamos frente al clásico ejemplo de una publicación donde las acusaciones -fundadas o no- ocupan encabezados, pero las rectificaciones irán a las últimas páginas donde nadie las leerá.

      Sin embargo, ya estoy acostumbrado a estos ataques. He hecho gala, eso sí, de suma paciencia, evitando tomar medidas drásticas que a todas luces estarían justificadas y probablemente serían usadas por algunos como un recurso para victimizarse, y bueno estoy para encima ser visto como un intolerante agresor. No es mi caso. En vez de amargarme, estoy escribiendo una obra testimonial -aunque con mucho de buen humor- sobre las peripecias de la Paleontología peruana, tras la amable experiencia de una novela previa que me ha convencido de eso que algunos llaman el poder de la pluma. Bueno, a Ud. ese poder le consta, evidentemente.

     Lo triste detrás de todo esto es que al parecer hay ahora una Ciencia en nuestro país que se inscribe dentro de la mejor tradición inquisitorial del mundo hispánico medieval a barroco, donde se persigue con saña y se busca destruir al que no comparte ciertas posturas o no se somete a ciertas influencias. La libertad es para los de la cofradía, en la medida en que lo permitan los Superiores. Si eso es Ciencia, pues vamos mal. O tal vez, como dijo hace más de cien años un jefe indígena norteamericano en una carta al Presidente de USA, “quizás soy tan solo un salvaje y por eso no entiendo muchas cosas”.

     Y en el peor de los casos, no estoy haciendo nada ilegal, no estoy usurpando nada, no estoy falseando nada, no se caerá una casa ni morirá nadie porque me equivoque. Nadie está impedido de hacer lo que las leyes no prohíben. El día que acá exista la carrera de Paleontología y otorgue títulos formales, allí podré dar pábulo a ciertas objeciones, y ni aún así a muchas. Hasta entonces, multi sunt verbi dissona facta bonis. Y, si ello sirve de rasero, me someto al examen de cualquier académico serio e imparcial, cuando sea y donde sea. Para todo lo demás, me someto a la Ley, incluido el hacer valer el respeto a mi privacidad e imagen.

     Esto, creo, es todo lo que cabe decirle. Ud. es investigador de nervio y está en plena capacidad de verificar la realidad o falsedad de mis afirmaciones, y le ruego encarecidamente lo haga, puesto que yo reconozco que puede haber un ingrediente de subjetividad en ellas, y en todo caso no es un asunto policial o judicial. No pretendo, por otra parte, contentar a todos los detractores, pero no vivo de sus opiniones, y en todo caso -y afortunadamente- los Gutiérrez Marco y similares son una fracción de un universo mucho más amplio, y me precio de tener el reconocimiento y la sincera amistad de buena parte del mismo.

     Solo me cabe agradecerle la apertura para brindarle las explicaciones necesarias, y objetivamente, es claro que Ud. no ha hecho más que tomar una fuente de información aparentemente autorizada, donde se encuentra el verdadero origen de todo este desaguisado y sobre la cual recae la responsabilidad legal del caso. Ciencia es una cosa, calumnia, difamación, insulto  y sobre todo falseamiento o tergiversación de los hechos constituyen delitos punibles, aquí y en España; lo que no es delito es la imbecilidad, pero ésta ya de por sí constituye un castigo para el que la posee.

Espero que esta nota haya estado a la altura de sus expectativas. Imagino que para ambos el tiempo es el bien más preciado, y por ello excuse las posibles imprecisiones o vacíos.  Como también espero excuse y comprenda ciertas reservas de mi parte.

Le deseo buena suerte y aquí nuestros caminos se separan otra vez.

Atentamente

Carlos Vildoso

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