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Hemos realizado divulgación científica y fomento de la ciencia, tecnología e innovación (CTI) de diferentes formas y usando diferentes medios digitales, hemos ido a lugares donde no se enseña ciencias y conversado con personas ajenas a ella. Lo que hemos notado claramente, y más aún después del inicio de la crisis de la COVID-19, es que la divulgación científica llega en gran medida y naturalmente sólo a quienes están interesados en la divulgación científica. Estoy seguro que esto lo pueden corroborar los divulgadores profesionales cuando leen los comentarios de sus videos, artículos o posts. Está mucho más claro hoy en dia que en un país como el nuestro, el derecho a contar con la información científica no tiene por qué generar necesariamente interés por la información científica. Esta reflexión hay que tenerla presente y aceptar que los esfuerzos individuales no están dando los resultados esperados, hay que buscar soluciones a nivel de sociedad organizada y políticamente (municipios, instituciones, gobiernos regionales, etc) [1].

Carla Arce, PhD(c) en astrofísica (@astrocarlaa en redes sociales) en su canal de divulgación se preguntaba por qué era tan difícil hacer entender a complotistas y conspiranoicos (militantes) sobre las teorías fundamentadas por la ciencia. De las reflexiones del filosofo inglés Bernard Williams extraemos que existe una corriente de pensamiento[2] en nuestra sociedad que define el autor como el deseo de veracidad, para no ser engañados. Estas personas no confían en lo que digan las élites (políticas o científicas), buscan aquello que está escondido detrás del mensaje. Esto los lleva inevitablemente al extremo de creer en el complot y paradójicamente la búsqueda de la veracidad los lleva a negar la verdad. “Las personas que siguen esta línea de pensamiento no buscan corroborar la verdad, la reciben (por medios oficiales o de especialistas) e inmediatamente la buscan relativizar, hacerla subjetiva, instrumentalizarla, etc. “ E. Klein.

En la era de la información y del conocimiento, es muy fácil crear “nuestra” verdad sobre algún tema haciendo algunos clicks, y para reafirmarla podemos además encontrar personas que crean sobre la verdad exactamente lo mismo que nosotros. El caso de los terraplanistas, los seguidores del dióxido de cloro, o antivacunas son algunos ejemplos. En los tres ejemplos la conspiración y/o el complot de los estados, empresas o poderes ocultos son argumentos utilizados. 

No podemos dejar de incluir como origen de este problema a los medios de comunicación masiva, los cuales nos presentan de vez en cuando conocimiento riguroso, pero que lamentablemente viene acompañado de opiniones, entretenimiento, creencias y fakenews. Separar toda esta información de lo realmente valioso es muy difícil para el público en general. No sirve de nada entrevistar a un especialista sobre vacunas, si luego se entrevistará a un político anti-vacunas o a un invitado que dará recetas milagrosas. Esto se ha visto muy seguido durante esta crisis [3].

¿Cómo disminuir el daño causado por los medios, como luchar contra nuestros sesgos[4] o creencias, como buscar la veracidad sin llegar a negar la verdad? Estoy convencido que el pensamiento crítico de nuestros estudiantes durante la educación básica, (primaria y secundaria) debe ser promovido, y nuestros docentes son piezas claves para lograrlo. Los espacios de transmisión de experiencias, conocimientos y metodología en temas de CTI  deben ser reforzados y de paso fomentar la búsqueda de la excelencia académica. Un granito de arena para lograr este objetivo se llama “Comparte Ciencias en la Escuela” [5] en colaboración con la UGEL Huancayo, un ejemplo de como si es posible brindar formación científica, a pesar de la distancia.

Pero todo esto tendría más relevancia si no tuviéramos problemas crónicos que superar en nuestro sistema de educación básica. No es justo que en el 2021 estudiantes de primaria tengan que caminar a lo más alto de una montaña para poder recibir clases del estado por radio[6]-[7] (y el Sr. presidente lo sabe muy bien) y/o que tengamos señales aún débiles o un poco retrasadas con respecto a otros países sobre el inicio de las clases presenciales con medidas de seguridad. 

Creemos en la importancia de la divulgación científica, no cabe duda que hay que fomentarla, pero es el momento de ir más allá y comenzar a formar directamente a las futuras generaciones con ayuda de los docentes y con la ayuda o a pesar del estado[8].

Nahuel Monteblanco, PhD

  1.  Programa Especial de Popularización de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (concytec.gob.pe)
  2. Verdad y veracidad – Bernard Williams | PlanetadeLibros
  3. #ProgramaDeCiencias | Nahuel Monteblanco – YouTube
  4. Falacia de autoridad y pseudociencia, los aliados de la Covid19 en el Perú | Científicos.pe, Cientificos Peruanos
  5. Videos Comparte Ciencias en la Escuela | Científicos.pe, Cientificos Peruanos
  6. Puno | Niños caminan dos horas al cerro para escuchar las clases de Aprendo en Casa y piden apoyo al presidente – Puno Vive
  7. Puno: Escolares que no aprenden en casa sino en los cerros – AP Noticias
  8. Pedro Castillo: El hombre que puso a las élites peruanas a los pies de su caballo | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)
  9. ¿Qué es lo que hace a un niño inteligente? | DW Documental – YouTube